Lugar Donde Todo Termina (The Place Beyond the Pines)

Reseña
Calificación de Reseña
Resumen
Esta es una película que me generó mucha frustración. Te cuenta tres historias distintas conectadas directamente entre sí y lo frustrante es ver como son pequeñeces las que marcan el rumbo de cada historia.
Un pequeño cambio pudo haber dado resultados bastante distintos en la vida de cada uno de los involucrados.
Y eso provoca que se sienta la impotencia de ver que las circunstancias están todo el tiempo pisándole los talones a cada uno de los protagonistas.
Fecha de lanzamiento
Duración
2h 20m
Director
Derek Cianfrance
Elenco

Ryan Gosling
Bradley Cooper
Eva Mendes
Ray Liotta
Ben Mendelsohn
Rose Byrne
Mahershala Ali
Bruce Greenwood
Harris Yulin

Reseña INCLUYE spoilers

Reseña

Creo que hoy en día estamos bombardeados por quienes nos quieren vender la idea de que nosotros tenemos el control absoluto de nuestra vida y que las circunstancias en las que vivimos son resultado de nuestra forma de manejarnos y las decisiones que tomamos.
Sin duda alguna cada decisión que tomamos trae consecuencias a nuestra vida. Pero no concuerdo del todo con eso de que nosotros tenemos el control absoluto para cambiar las circunstancias en las que vivimos.

Tener la posibilidad de cambiar radicalmente nuestras circunstancias de vida es algo que se dice fácil, pero que llevarlo a cabo depende de muchos factores más allá de la voluntad propia.
Muchas veces las circunstancias sobrepasan las herramientas de vida con las que cuenta alguien y eso le puede volver prácticamente imposible a esa persona el salirse del círculo en el que se encuentra.

Esta película nos muestra un ejemplo de eso. Dentro de las historias que nos cuenta vemos cómo las circunstancias son las que marcan la pauta. El entorno familiar, la forma en la que se piensa en el futuro, la presión social, la capacidad de comunicación, el control emocional. Todos esos factores y muchos otros juegan un papel importante en la vida de cada persona. Y en el momento preciso, cualquiera de ellos puede flaquear y arruinarte la vida.

Creo que todos estamos expuestos a ese riesgo y lo mejor que podemos hacer es trabajar por conocernos más a fondo. Reconocer nuestras debilidades. Tener presentes las carencias con las que hemos crecido y encontrar la forma de sanar las heridas que nos pudieron provocar dichas carencias. 
Si no hacemos eso, nos exponemos a que alguna situación toque fibras sensibles dentro de nosotros y nos derrumbemos o reaccionemos de forma dañina para nosotros y para las personas a nuestro alrededor.

Sé que no es nada fácil tener ese proceso de autoconocimiento. Y el tenerlo tampoco nos asegura que en un momento dado podamos controlar nuestra forma de reaccionar. Pero tener conocimiento de nuestras debilidades ayuda a que el margen de error disminuya. Por ejemplo, si reconocemos y aceptamos que hemos crecido en un entorno violento eso puede ayudarnos a saber que en situaciones críticas somos propensos a reaccionar de forma violenta. Y saber eso puede ayudarnos a que cuando se nos presente una situación crítica, quizá podamos controlar un poco más nuestra reacción.

Sí, no estoy planteando nada sencillo. Lo del autoconocimiento y luego desarrollar la habilidad de controlar nuestras formas de reaccionar y todo eso no son cosas que se pueden lograr de la noche a la mañana. Y tampoco las lograremos solos. Se necesita un trabajo largo, con un acompañamiento adecuado, un psicólogo y un sacerdote de ser posible. Necesitamos mucha paciencia y fuerza de voluntad. Pero estoy convencido de que es preferible hacer ese esfuerzo enorme, a simplemente ser víctimas de las circunstancias que nos han rodeado a lo largo de la vida.


Mis tres momentos

1-Cuando Luke golpea al padrastro de su hijo
«El fin no justifica a los medios» dicen por ahí.

Existen muchas ocasiones en las que esta frase parece limitarnos de forma injusta. Yo me he visto ante muchos “fines” que en el momento me parece que justifican completamente el “medio” que quiero utilizar para llegar a ellos.
En muchas de esas ocasiones no es fácil detenerme ante el impulso de actuar. De no hacer “lo que sea” con tal de alcanzar ese “fin” que desde mi perspectiva justifica cualquier medio.

Luke estaba determinado a ser parte de la vida de su hijo. Ese es un “fin” bastante bueno. 
El gran problema apareció cuando esa determinación pasó sobre el bienestar de las personas involucradas.
Quizá hacerlo por otro “medio” habría parecido más complicado o problemático. Pero a la larga hubiera dado mejores resultados.

Ahí está una de las cuestiones en la que quiero reflexionar. 
La vida del cristiano suele verse reflejada en esa problemática. “A la larga” no es una frase que nos guste mucho. Solemos querer todo “A la corta”. Queremos obtener resultados pronto. Buscamos la satisfacción inmediata.

Hay un video de una prueba que le hacen a varios niños pequeños. Los dejan solos en un cuarto sentados frente a una mesa. Delante de ellos tienen un plato con un bombón y les dicen «Ahora vuelvo. Puedes comerte el bombón ahorita, pero si no te lo has comido cuando regrese, te daré otro».
(pueden verla aquí https://www.youtube.com/watch?v=bdYcgb0-nsA).

La mayoría se vuelven locos por comérselo. Se empiezan a mover en su silla, le pegan a la mesa, lo huelen de cerca, lo toman con sus manos, hacen como que se lo comen. 
Muchos resisten. Otros le van arrancando pedacitos como esperando que no se note. Una niña de plano ni siquiera espera a escuchar las indicaciones, en cuanto se sienta lo toma y se lo come.

No quiero decir que Dios experimenta con nosotros, pero perfectamente puedo vernos como esos niños.
Solo que, en vez de un bombón, enfrente de nosotros siempre tenemos el amor, el cariño, la aceptación, la tranquilidad o algo semejante.
En el caso de Luke era el anhelo de una vida un poco más normal, el amor a su bebé y de su bebé.
Y como esa niña, apenas se sentó en la mesa se quiso comer el dulce.
No esperó a escuchar las indicaciones o las ventajas que había si esperaba el momento adecuado.

Eso nos puede pasar (o ya nos ha pasado) en distintas experiencias.
Y más ahora que el internet nos ha habituado a la inmediatez.
No solemos fortalecer nuestra capacidad de espera y de frustración.

Luke se vio envuelto en un momento de frustración y su reacción desencadenó una serie de sucesos que lo llevaron al límite. Todo partiendo de un solo momento en el que perdió la paciencia y quería obtener resultados inmediatos.

Parece exagerado plantear un posible escenario similar en nuestras vidas partiendo de algo que sucedió en una película. Quizá en términos terrenales sí sea poco probable que nos pase algo así, aunque no me atrevo a asegurarlo, hay muchos casos que parecen de película. 
Pero hablando de cuestiones espirituales no es nada exagerado pensarlo.

Un momento de impulsividad puede poner en verdadero peligro nuestra salvación.

No quiero entrar en una lista de ejemplos alarmantes. Solo quiero invitarte a que tomes en cuenta dos cosas:
1-El fin no justifica los medios. Un mal nunca se justifica por buscar un bien. Se vale equivocarnos, pero no hacer el mal deliberadamente.
2-Dios siempre nos recompensará si sabemos esperar. Casi parece una regla de vida, pero cuando la satisfacción es inmediata por lo regular no es duradera. Lo podemos ver de forma muy obvia en situaciones como las parejas que no profundizan antes de tener relaciones, el dinero fácil, la pornografía, las malas amistades, la pereza, el ocio mal enfocado, etc.

Todas esas situaciones nos ofrecen satisfacción inmediata. Pero suelen terminar muy pronto y al desaparecer dejan una sensación de insatisfacción más grande que la que teníamos antes.

A veces esperar no parece tener sentido, en esos casos puedes discutirlo con Dios y dialogarlo con algún amigo sacerdote y eso podrá ayudarte a encontrarle sentido a ese esfuerzo de espera.

 

2-Cuando los policías llevan al “héroe” a buscar el dinero en casa de Romina
Avery Cross es el oficial de policía que se vuelve un héroe después de la persecución contra Luke.
Sabe que no manejó las cosas de la mejor manera, pero hacia afuera trata de mantener la imagen que la gente se ha hecho de él.

La presión es demasiada, no se siente capaz de ser honesto y eso lo va llevando de una mala decisión a otra.

Luke le había dado a Romina (la mamá de su hijo) el dinero que robó de un banco.
Después de todo el asunto de la persecución, Avery está en su casa recuperándose del balazo que recibió; y en medio de las investigaciones correspondientes, un grupo de colegas detectives lo visitan y lo convencen de ir a dar un paseo.
Van a casa de Romina y de forma ilegal le quitan el dinero que Luke le había dado.
Avery no sabía lo que iban a hacer y ese fue el punto que detonó el inicio de lo que más adelante sería el quiebre de toda esta situación.

Hace algunos años me fui a vivir a una playa en Costa Rica. El lugar estaba lleno de surfistas y mis amigos y yo quisimos sumarnos al hobbie local, así es que en cuanto pudimos nos compramos nuestras tablas de surf y comenzamos a ir a la playa cada mañana.

Los primeros días de esa nueva rutina fueron determinantes para el resto de mi vida.
Entrar al mar cada mañana me implicaba un debate interno en el que el Manu curioso discutía con el Manu presuntuoso.
El diálogo era más o menos así:
—Wey, ya hay que meternos, nos vamos a divertir un buen.
—Sí, pero no manches, todos lo hacen muy bien
—Sí, se ve que está bien chido, vamos…
—¡Espérate! Hay que pensarlo un poquito más
—¿Pensar qué? Ya tenemos la tabla, queremos divertirnos, se ve que está divertido, todo cuadra.
—Si, pero no. Nos vamos a ver muy tontos intentándolo…

Eso podía durar varios minutos antes de convencerme de entrar al mar.
Ya en el agua era otro rato similar discutiendo conmigo mismo sobre qué ola intentar agarrar, en qué momento intentar pararme en la tabla, o si debía volver a meterme al agua después de que una ola me llevaba hasta la playa.

Día tras día era la misma historia. Por lo regular no pasaba ni una hora cuando fingía estar muy cansado y me regresaba al departamento con la tabla bajo el brazo.

No recuerdo cuál fue el detonante que lo cambió todo, pero un día las cosas se dieron de forma distinta.
Recuerdo haberme confrontado a mí mismo:
—Sí Manu, te vas a ver tonto intentando surfear sin saber hacerlo, pero ¿cuál es el problema de eso?
Eres nuevo haciéndolo, es una actividad complicada que requiere mucha práctica. Date cuenta de que nadie espera que sepas hacerlo bien.

Esas fueron las palabras mágicas. “Nadie espera que sepas hacerlo bien”.

No me preguntes por qué, pero durante años viví acostumbrado a ser un foco de atención (o pensar que lo era). Sobre todo, por mi experiencia como músico desde muy chico y como coordinador de los campamentos que hacíamos.
Solía pensar que la gente esperaba que yo fuera muy bueno en lo que hacía y trasladé esa idea a TODO lo que hacía.

Viéndolo en retrospectiva, pienso que estar viviendo en otro país, en la playa y estando fuera de mi contexto habitual citadino debió darme el valor de cuestionarme al respecto.
A partir de ese día mi vida cambió. Me metí al agua y disfruté muchísimo haciendo el ridículo mientras intentaba surfear.
Cuando salí del mar algunas horas después pensé “Nunca más. Nunca más voy a vivir con falsas presunciones”.

Tanto en mi caso como en el de la película pienso que el tratar de mantener las expectativas que la gente o nosotros mismos nos hacemos de lo que somos nos puede llevar a vivir una vida con mucho sufrimiento, privándonos de grandes experiencias que parten de la honestidad.

En el caso de la película se dan circunstancias mucho más dramáticas. En mi caso, de seguir así, quizá años después no me habría dado la oportunidad de trabajar en las peregrinaciones, no me habría animado a comenzar a escribir canciones y mucho menos a trabajar como productor de podcasts o escribir reseñas de películas. 
Todas esas son actividades en las que seguramente he hecho el ridículo en más de una ocasión. Pero de no haberme permitido hacer el ridículo no habría aprendido a hacerlo mejor y no se hubieran vuelto actividades en las que me desempeño de forma competente y son pare de mi vida todavía.

Mi invitación partiendo de este momento de la película es a que no dejes que la presión interna o externa te lleve a dejar de ser tú mismo. Si algo no va en línea con tus principios, no lo hagas, aunque la gente espere lo contrario.
Si algo te llama la atención (y no atenta contra tus valores y tu dignidad, claro), hazlo. Por lo menos inténtalo. No temas cómo te verán los demás.

Créeme, al final pesa más cómo te ves a ti mismo que cómo te ven los demás.


3-La relación de Romina con Luke
¿Te has enamorado de una persona muy distinta a ti?
A mí me pasó varias veces, pero la vez que más difícil se pusieron las cosas fue cuando tenía 23 años.

Me fui a estudiar por 9 meses a Xalapa, Veracruz. En las vacaciones de Semana santa y pascua regresé a mi ciudad (Guadalajara). Aproveché la vuelta para asistir a una velada de mini obras de teatro que organizaban unos amigos. 
En cada evento solían elegir una temática general, ese día era “el clown” y se presentaban unas 7 u 8 obras. 
Durante la noche los mismos organizadores te vendían por $10 pesos un puñado de lechuga o una flor para que al final de cada obra le aventaras a los actores lo que quisieras dependiendo de si la obra te gustó o no.
Pero en esa ocasión, como la temática era de Clowns, no solo vendieron lechugas y flores. También vendían platos llenos de crema batida para poder lanzar “pastelazos”.

Además, si tu ibas disfrazado del tema en turno te hacían un descuento en la entrada.
Yo recuerdo ese día haber ido con una peluca de colores, mi nariz roja de plástico y un sombrero de paja blanco con negro tejido a cuadrícula que me había comprado en la Cumbre Tajín, allá en Veracruz.
Al final siempre tenían música en vivo para que se armara una fiesta en grande.

Entre algunas piezas de jazz de Nuevo Orleans, pasos de baile improvisados y muchas narices de clown víctimas de lo que literalmente fue una “guerra de los pasteles” vi a una chica que me regaló una sonrisa y ante la que no pude resistirme a cruzar algunas palabras.

Al dándole siguiente volví a Xalapa por algunos meses más. Pero esa noche había comenzado algo.
Volví a visitar Guadalajara poco después y la busqué. Nuevamente nos interrumpió mi regreso a los estudios.
Cuando por fin regresé de forma definitiva comenzamos a salir. Nos hicimos novios y en teoría todo parecía ir bien. Solo que nada iba bien.

Era un noviazgo de esos en los que antes de comenzarlo lo piensas, te visualizas teniendo esa relación y te emocionas mucho, en el estómago todo te revolotea y sonríes. 
Pero que ya cuando lo estás viviendo en el día a día nada parece tener sentido.

Ambos buscábamos cosas muy distintas. Teníamos hábitos que eran irreconciliables con la forma de ver la vida que tenía el otro. Amistades, actividades, gustos, ideas, principios, creencias. La mayoría de las cosas que conformaban la personalidad de cada uno estaban completamente opuestas.

Llevábamos poco más de 6 meses de relación y un día pasé a mi vieja escuela a visitar a un buen amigo sacerdote, que por cierto también es mi padrino de confirmación.
Nos estuvimos poniendo al día después de un tiempo de no vernos. Y como si me hubiera puesto una cámara oculta durante los últimos meses, me lanzó una serie de preguntas que me sacudieron la cabeza y el corazón.

—Manuel —es de las pocas personas que siempre me ha dicho así — ¿Estás saliendo con alguien?
—sí Padre —le contesté
—¿Y la respetas en todo el sentido de la palabra? 
Solté una pequeña sonrisa y no pude contestarle.
—¿Y te estás respetando a ti?
Agaché la mirada, y solo pude decir —No Padre.

La conversación continuó por un rato. El Padre me recordó que tiempo atrás yo le había asegurado que siempre haría mi mejor esfuerzo por respetar a cualquier chica con la que me relacionara. Y como buen asesor espiritual me pidió (más bien diría que me exigió) hacer algo al respecto con mi relación. Algo que fuera acorde a la dignidad tanto de ella como mía.

De no haber visitado al Padre muy probablemente mi relación con esta chica hubiera durado por lo menos otros seis meses.
Era de esas relaciones en las que no importa lo incómodo que te sientas, te da algo que necesitas en ese momento de tu vida (o por lo menos así lo crees) y a lo que no te atreves a renunciar.

Les platico esto porque la relación que tenían Romina y Luke me recordó mi relación con esta chica.
Romina buscaba algo distinto, de hecho, ya tenía algo distinto. Sin embargo, la emoción que le provocaba Luke era incontrolable. No podía simplemente alejarse de él aun cuando ella sabía que le podía causar problemas.

A la larga así fue. Haberle dejado seguir siendo parte cercana de su vida fue bastante caótico no solo para ella, sino para Luke mismo, para Kofi (la pareja de Romina) y para Jason, el hijo de ambos.

En la película Kofi asume la responsabilidad de formar parte de la vida de Romina con lo que implicaba. Sabía que no solo llegaba ella, también llegaba Jason recién nacido.

En mi caso, esta chica tenía una hija como de 6 años.
Nunca sentí que me presionara buscando que yo asumiera un rol que no me correspondía, pero en varias ocasiones mi forma de comportarme con la niña fue causa de conflicto entre nosotros.

A ella le sacaba de onda que yo no fuera tan atento con la niña. Estaba acostumbrada a que otros hombres que llegaban a su vida jugaban la carta de ganarse a la niña para ganársela a ella.
Yo no, yo prefería poner distancia entre nosotros.
El día que me preguntó por qué, le expliqué que yo no sabía hasta dónde llegaríamos juntos (en el fondo sabía que no iba a ser muy lejos) y se me hacía una irresponsabilidad provocar que su hija se encariñara conmigo sin pensar que después podría desaparecer de su vida. Y no estaba listo para comprometerme de tal forma que pudiera ofrecerle una relación duradera también a ella.

A pesar de que en esa relación ha sido en la que la he regado peor en toda mi vida y en la que he dañado más a mi pareja en turno, la forma en la que me relacioné con esa niña es una de las decisiones que más orgullo me han dado a lo largo de los años.

Tomando este “momento” de la película quiero invitarte a que a partir de ahora comiences a considerar algunas cosas que posiblemente no tomabas en cuenta antes para decidir tener una relación de pareja.

Quizá nunca te veas en la situación de salir con alguien que ya tiene hijos. Quizá tu seas la persona que ya tiene un pequeño en su vida. Simplemente podría darse el caso de que conozcas a alguien que a la primera mirada o sonrisa te atrapa.
Sa cual sea el caso, disfrútalo. Esa parte del enamoramiento es hermosa también.
Pero trata de no perder el piso.
Trata de no caer en “hacer lo que sea” con tal de seguir pasándotela bien junto a esa persona.
Mantén presente la idea de que lo que realmente quieres es que ambos tengan la mejor experiencia posible. Y para eso debes actuar de la forma más honesta que puedas.

Se transparente contigo y con esa persona. Que se sientan enamorados el uno por el otro es algo valioso, pero no lo único que importa.
En el momento adecuado pongan sobre la mesa ese enamoramiento junto con sus planes a futuro, sus principios, sus creencias, sus valores, todo lo que cada uno cargue en su “maleta de cosas indispensables” para la vida.

Créanme, es importantísimo hablar de todas esas cosas en el momento indicado.

Hace algunas semanas supe que un amigo se está divorciando apenas dos años después de haberse casado. Resulta qué hay un tema súper trascendental para él y para su todavía esposa en el que piensan de forma completamente distinta. Ninguno está dispuesto a ceder y tontamente nunca lo hablaron durante su noviazgo.
Es impresionante cómo hay personas que a cualquier edad manejan sus relaciones como si estuvieran en plena adolescencia y les da vergüenza, miedo o pereza hablar de temas importantes.

Sin apresurar las cosas, todo a su tiempo conforme vayan viviendo la relación, pero de verdad, no dejen de lado los temas que pueden volver una bonita relación ya sea en una interminable cadena de sucesos lamentables o en la mejor relación de sus vidas.

Conclusiones
Es una muy buena película.
Con una narrativa algo extraña. Por momentos parece que estás viendo 3 películas completamente distintas, pero cada historia que se cuenta logra atraparte.
Te presenta situaciones de mucha frustración y entre otras cosas, nos muestra cómo el egoísmo puede conducirnos a las peores situaciones en las que podamos imaginarnos.

Si se animan a verla en su comunidad o grupo de amigos los invito a que hagan sus anotaciones de cada historia dentro de la película y compartan sus reflexiones sobre ellas. 
¿Se sienten identificados con alguna de esas historias?
¿han vivido alguna situación en la que ustedes también sintieron una presión externa que los llevó a actuar de forma impulsiva?
¿Ustedes cómo creen que hubieran manejado las cosas de haber estado en el mismo caso que los protagonistas?

Dialoguen, compartan y reflexionen en torno a sus respuestas.