¿Qué sentirías?
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Reseña
No es ninguna sorpresa que una película de Pixar toque nuestros corazones. Encontraron la formula, saben hacerlo y les encanta.
Y esta película no es la excepción. ¿Qué es lo que creo que hace diferente a esta historia de otras que ha contado la compañía?
Que el escenario en el que se presentan los problemas de los protagonistas facilita mucho que nos identifiquemos con ellos y la enseñanza final es súper aplicable a nuestras vidas.
Los personajes principales son 2:
Joe Gardner, un músico apasionado por el jazz, pero envuelto en el día a día de su trabajo como maestro en una escuela pública. Lleva toda la vida lidiando con el disgusto de su madre por su vocación artística y esperando su gran momento para dejar esa miserable vida atrás y ser un famoso jazzista.
Y 22, un alma que se resiste a venir a la Tierra y comenzar a vivir. Es un alma rebelde, a la que ningún tutor le ha tenido la paciencia necesaria, incluidos personajes famosos como la Madre Teresa de Calcuta o Sigmund Freud.
La historia se desarrolla a partir de que Joe recibe la oportunidad de acompañar a una famosa saxofonista en una presentación nocturna. Él está tan emocionado que prácticamente se desconecta del mundo y en una distracción fatal, cae en una alcantarilla y muere. Sí, muere el mismo día en el que iba a tener su “gran oportunidad”.
De repente su vida se terminó y él se encuentra en un estado espiritual dirigiéndose al “Gran Después”, el final de la vida.
Claro que él no está preparado para ponerle fin a su vida y se resiste. En un intento desesperado por huir de ahí termina llegando al “Gran Antes”, el lugar en donde se prepara a las almas antes de enviarlas al mundo.
Ahí es donde se encuentra con 22, el alma más rebelde del “gran antes” y comienzan una relación en la que ambos llegaran a conclusiones sorpresivas para sus planes.
Como ya saben, me gusta aterrizar 3 puntos que sobresalen en las enseñanzas que comparte la película. Se los dejo aquí intentando no hacer ningún “spoiler”.
Primero, la reflexión que genera en Joe el que su vida haya terminado de repente sin que él hubiera tenido la oportunidad de prepararse para eso.
Segundo, el tiempo dedicado a la espera y búsqueda de “ese momento” que le dará sentido a tu vida.
Y, por último, todo el proceso por el que cada persona pasa para descubrir cuál es el propósito de su vida.
Yo soy fan de Pixar y esta película no defrauda ni poquito. Tiene un gran Soundtrack, una excelente historia, puntadas muy divertidas y una facilidad para mover tus emociones, así es que será difícil que no la disfrutes.
¡Alerta de spoilers!
Ok, ya lo saben, a partir de aquí hablaremos con más detalles de la trama, así es que, si no quieres que te arruinemos la película, mejor vela antes de continuar con nosotros.
Vayamos con los 3 puntos más a fondo.
1-Terminar su vida sin estar preparado
Es lo que decía al inicio, esta historia facilita mucho que podamos identificarnos la mayoría del público que la veamos.
Pocas cosas de la vida son tan comunes como la falta de preparación para morir.
Mi esposa se la pasa diciendo cosas como “imagínate que sucediera esto y me quedara sola” o “qué harías si un día me sucede tal cosa y te quedas tu solo”, y no lo hace como por un sentido morboso, siempre termina diciendo “es que debemos estar preparados para cualquier cosa, solo Dios sabe cuánto tiempo viviremos”.
Pero fuera de ella son muy pocas las personas que conozco que tienen menos de 60 años o que no tienen alguna enfermedad grave que realmente están preparados para morir.
Claro, no se trata de todos los días vivir con miedo a que nos pase algún accidente o algo así. Pero creo que es importante que como creyentes intentemos tener un poco más presente la opción de que cada día es nuestra última oportunidad en esta vida.
Se que suena feo o triste querer vivir así, pero es muy importante por varias razones.
Primero que nada, como cristianos debemos vivir sabiendo que nuestra meta no es tener una buena vida aquí, sino llegar al cielo, volver a casa con Dios. Y para lograr eso debemos tenerlo presente en nuestro día a día. Evitar hablar o pensar en la muerte no nos ayuda para nada a prepararnos para lograr nuestro objetivo, al contrario, nos lo complica más.
Y sumado a eso, olvidarnos de que la vida se puede terminar en cualquier momento nos puede llevar a tener una vida más superficial, sin preocuparnos por vivirla de forma más profunda, más entregada, más servicial y amorosa.
Piénsalo un poco, si todos los días en la mañana te detuvieras unos minutos frente al espejo para recordar que es posible que ese sea el último día de tu vida, ¿no saldrías de casa un poco más emocionado por disfrutar ese día? ¿No verías con más gusto a tu familia y a tus amigos? ¿No disfrutarías más de la comida o de las actividades que hicieras ese día?
En cambio, como damos por hecho que viviremos muchos años, un día más no significa mucho, y de un día en un día se nos pueden ir años enteros sin haber disfrutado como se debe todo lo que hacemos.
Y ahí viene el segundo punto que quiero abordar.
2- “Estuve esperando este momento toda mi vida y lo imaginaba diferente”
Desde que era niño Joe se enamoro del jazz y creció imaginándose en grandes conciertos de jazz, de gira por todo el mundo y haciendo música con otros genios a su lado.
Sin embargo, el camino que tuvo que recorrer no parecía llevarlo por ahí.
Su madre nunca lo apoyó, lo presionaba para tener un trabajo “normal” y entre eso y su falta de seguridad, terminó dando clases en un colegio.
No era un mal trabajo, pero no era “su trabajo”, no era lo que su corazón anhelaba.
Cuando por fin se le presenta una oportunidad para tocar en un importante concierto de jazz (sí, aunque no lo crean, en el mundo del jazz tocar en un bar puede llegar a ser algo muy importante jajaja) se le presenta este enorme problema de morir de repente.
Después de toda una aventura en la que se escapa del “Gran después”, llega al “Gran antes”, conoce a 22, quién llega al mundo en el cuerpo de Joe y él reencarna en el cuerpo de un gato y pasan por distintas situaciones bastante peculiares, por fin Joe logra llegar a ese esperado concierto en el que da lo mejor de sí. Por fin ha alcanzado su máximo sueño, después de años y años de una frustrante espera, ha podido ser parte de una gran banda de jazz en un memorable concierto.
¿Y qué sucede?
Pues lo que tenía que suceder.
Toda una vida esperando ese momento generaron unas expectativas imposibles de alcanzar.
Joe sale del lugar donde tocaron, y en medio de la emoción del momento le pregunta a Dorothea (la líder de la banda):
– Y luego, ¿qué pasa después?
– Hay que venir mañana y hacerlo de nuevo
Y con menos emoción y algo de desencanto Joe comenta:
– Es que, he estado esperando este día por toda mi vida y lo esperaba diferente…
Es muy fácil que caigamos en esa mala idea de vivir esperando el momento en el que todo va a solucionarse, en el que pasará eso que le dará sentido a nuestra vida, y te lo puedo asegurar, eso nunca va a suceder si vivimos con esa idea.
Nuestro corazón está hecho para anhelos mucho más grandes de lo que el mundo puede ofrecernos, y es súper bonito vivir con esos anhelos presentes, pero es un gran error creer que cuando esos anhelos se cumplan nos sentiremos satisfechos.
Hace tiempo entendí una cosa: las metas se cumplen, pero los sueños se viven.
Terminar la escuela, casarte, comprar un coche o una casa, todas esas son metas, es muy bueno tenerlas y luchar por cumplirlas.
Pero debemos aprender a diferenciar entre una meta y un sueño.
El sueño no tiene fecha de finalización. Comienza cuando lo encuentras en tu corazón, está presente mientras trabajas por él y continua mientras lo tengas presente.
Pudiéramos pensar que nuestro sueño es comprar una casa, pero el día que la compremos nos sentiremos igual que Joe al salir del bar y diremos “Es que, he estado esperando este día por toda mi vida y lo esperaba diferente” porque comprar una casa es solo una meta, el sueño quizá es tener un hogar. Entonces vives tu sueño desde que comienzas a imaginarte esa casa que algun día comprarás, lo vives durante los años que trabajas para poder comprarla, lo vives cuando estás buscándola y la compras, y lo continúas viviendo durante todos los años que pasas en esa casa. Los sueños no se detienen cuando cumples las metas que los vuelven realidad.
No dejes que te pase igual que Joe que dedica su vida entera a esperar que un sueño se cumpla sin darse cuenta de que ese sueño lo habría podido estar viviendo todo ese tiempo.
No conviertas en un sueño insatisfactorio lo que era una meta que pudo haberte impulsado a seguir alcanzando nuevas metas manteniendo vivo un sueño.
No te esperes a que llegue “el momento” para comenzar a disfrutar lo que estás haciendo, si lo haces así no podrás disfrutar realmente ninguno de los momentos que lleguen a tu vida. Siempre habrá una expectativa tan grande que no se alcanzará a cumplir.
3- “Una chispa no es el propósito”
Y, por último, el tema del propósito en la vida.
Cuando Joe se encuentra en el “Gran antes” conoce el proceso en el que cada alma recibe su personalidad, sus gustos y pasiones antes de ser enviada a la Tierra.
Ahí es donde aparece el conflicto principal de la película.
El se hace pasar por un tutor para las almas que esperan su momento para comenzar a vivir, y le asignan a 22, que como ya lo comentamos, lleva siglos sin encontrar ese “propósito” que le dé sentido a su futura vida y le permita irse a la Tierra.
Ella está resignada, no le interesa tener un cuerpo ni nada que ver con la Tierra, pero Joe ve en ella la oportunidad de volver a la vida y aprovechar su gran oportunidad. Así es que llegan a un acuerdo, Joe le ayudará a 22 a conseguir el “propósito” y ella se la dará a Joe, así él podrá volver a la Tierra y ella por fin dejará de ser molestada con intentos para mandarla a vivir.
Después de una enorme aventura y de que las cosas se complicaran bastante, Joe se encuentra en el “Gran antes” reflexionando en el proceso que ha vivido 22 al haber encontrado a través de cosas súper cotidianas “el propósito” que le permitiría comenzar a vivir.
22 había encontrado una motivación para querer vivir, ella está convencida de que cosas como caminar o mirar el cielo pueden ser su propósito.
En ese momento Joe le dijo:
–Esos no son propósitos, eso es una vida normal.
Joe está recordando eso y haciendo algunas conexiones mentales y le dice a uno de los encargados del “Gran antes”
– Es que la música es mi chispa, ese era mi propósito
Y Terry, el encargado le responde:
– Una chispa no es un propósito.
Esa frase resume una gran enseñanza para nuestras vidas.
Solemos crecer con la idea de que nuestro propósito está íntimamente relacionado con nuestras habilidades, pero eso no es del todo cierto.
En mi caso, durante muchos años estuve convencido de que mi propósito en la vida era ser el mejor baterista del mundo. Sabía que para lograrlo tenía que dedicar todo mi tiempo a estudiar, practicar y tocar batería y así lo hice algunos años. Luego entendí que Dios esperaba de mí mucho más que ser un excelente baterista y me quedó claro que el propósito de mi vida no podía ser convertirme en el mejor baterista del mundo.
Comencé a estudiar y a hacer otras cosas, y deduje que mi propósito era ser un músico evangelizador, claro que tenía que ser muy bueno y seguir estudiando, pero ya no para ser el mejor del mundo en un instrumento, sino para hacer buena música que ayudara a que el mensaje de Dios llegara a más personas. Durante años estuve convencido de que el propósito de mi vida era ser músico evangelizador.
Y luego, por un tiempo las cosas se me complicaron con la música y sin embargo yo seguía teniendo la inquietud de compartir y comunicar todo lo que había en mi corazón. Se comenzaron a abrir nuevos caminos fuera de la música: peregrinaciones, videos, podcasts, guiones, etc.
Cuando vi que no necesitaba de la música para sentirme pleno haciendo lo que me gusta hacer entendí que ser músico tampoco podía ser mi propósito.
En mi caso me tomó más de 20 años entender que la música no era mi propósito, pero hoy disfruto mucho más haciendo música porque tengo claro que su presencia en mi vida es para utilizarla como una herramienta que me permite vivir mis sueños y realizar mi propósito. Cuando entendí eso la música dejó de estresarme de preocuparme de más. Ahora, si llega una etapa en la que no puedo hacer música o las cosas no están funcionando con ella, simplemente tomo otra de las herramientas que he descubierto que también me sirven para desarrollar mi propósito y continúo sin detenerme.
“Una chispa no es un propósito”, eso que amas hacer hazlo mientras puedas, pero no creas que hacer eso es el propósito de tu vida. Nuestro propósito va más allá de una actividad. Mas que “lo que hacemos”, tu propósito lo vas a encontrar en el “cómo lo haces” y el “para qué lo haces”. Y la respuesta siempre estará relacionada a hacerlo con y por amor.
Y bueno, esta película te la recomiendo primero, si eres músico, la vas a disfrutar muchísimo. Y aunque no lo seas, si te interesa descubrir o redescubrir el sentido de tu vida y quieres comenzar a dejar de darle importancia a algunas cosas en tu vida que parecen poco trascendentes, esta película sin duda te va a inspirar.
Ya para despedirme, los invito a que no olviden checar todo el contenido que estamos subiendo al sitio web de los misioneros Columbanos. Lo pueden utilizar tanto de forma individual como en sus comunidades.
Muchas gracias, yo soy Manu Kasten, y que Dios los bendiga.
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