¿Alguna vez has pensado en si tienes una filosofía de vida? Para la mayoría de la gente probablemente sonaría pretencioso decir que tienes uno. Pero si somos conscientes de ello o no, la mayoría de nosotros vivimos de acuerdo con un conjunto de valores que guían lo que hacemos y cómo lo hacemos.
Por ejemplo, podemos estar de acuerdo en que existir es algo valioso. No nos hemos suicidado y queremos que esa persona en la ambulancia llegue a la sala de emergencias, así que sacamos nuestro auto del camino.
Nosotros, los estadounidenses, crecimos escuchando estas líneas "evidentes" de la Declaración de Independencia, "Declaramos ... que todos los hombres son creados iguales”, y sabemos que esto implica que tratar a las personas con la misma dignidad es hacer la voluntad del creador.
Sabemos que, para los seres humanos, el crecimiento requiere tiempo y esfuerzo. Nuestros padres y hasta cierto punto nuestros maestros se esfuerzan en los primeros años, pero gradualmente cada persona humana se hace cargo de la toma de decisiones sobre su desarrollo humano para convertirse en todo lo que pueda llegar a ser.
Creo que la mayoría de nosotros sabe instintivamente que las relaciones con nuestros semejantes es lo que nos hace verdaderamente humanos. Somos creaturas sociales y los otros y sus reacciones no solamente son importante para nosotros, nos convierte en quiénes somos.
Por supuesto, tenemos otra dimensión más importante en nuestra identidad, hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Esto está bellamente resumido y sintetizado en Génesis 1:27.
“Dios creó la humanidad a su imagen, en la imagen de Dios los creó; hombre y mujer- él los creó.”
Esta Divina imagen describe nuestra conciencia y racionalidad únicas. Que somos hechos por Dios en la imagen de Dios enriquece y expande nuestra naturaleza. De hecho, somos diferentes a los animales en que tenemos algunas de las cualidades propias de Dios. Buscamos y reflexionamos en alegría, verdad, justicia, belleza, y significado. Nuestra personalidad puede relacionarse con la persona de Dios en maneras que otros seres creados no pueden. Ese punto sustenta la interacción de Dios con los seres humanos a través de la Biblia y debe respaldar nuestro respeto por los demás. En la carta de Santiago, por ejemplo, maldecir a otro no debe hacerse precisamente porque estamos hechos a imagen de Dios. (Santiago 3:9)
Para el cristiano, la persona de Jesucristo es el modelo y maestro que debemos imitar sobro todos los demás. Ciertamente, podemos aprender de los santos y grandes figuras históricas, pero nosotros los cristianos, si queremos ser dignos del nombre, necesitamos hacer que el camino de Jesús sea nuestro camino. Su sermón en el monte debería estar en nuestras mentes y nuestros corazones.
Como personas humanas limitadas, lo que hagamos en la vida, cada uno debe ofrecer un “sacrificio vivo” de sí mismo al Creador, el Dios que nos hizo. La adoración no es meramente una emoción, es más un reconocimiento de quién es Dios. Sólo dios y yo sabemos lo que pasa en mi corazón.
Si las cosas mencionadas en estos pocos párrafos son las que caracterizan tu vida, admiro tu filosofía de vida.
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