"Nuestra fe común en Jesucristo nos mueve a buscar maneras de favorecer el espíritu de solidaridad. Es una fe que trasciende fronteras y nos pide eliminar todas las formas de discriminación y violencia para que podamos construir relaciones que son justas y solidarias "- Carta Pastoral sobre la Migración: “Ya no somos extranjeros: Juntos en el Camino de la Esperanza" de los Obispos de México y Estados Unidos.
Lo que vemos: De todas las amenazas que enfrentan los Estados Unidos y la comunidad mundial, el cambio climático muestra el mayor potencial para alterar fundamentalmente el equilibrio del mundo en que vivimos y la vida que elegimos vivir. Los que viven en el hemisferio sur serán grandemente afectados por el creciente espectro del cambio climático: millones se verán obligados a abandonar sus hogares, lejos de sus campos, y en nuevas tierras. El fenómeno de la migración inducida por el cambio climático es uno que bien podría cambiar la estructura de la sociedad global.
De acuerdo con la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, es posible que el número de refugiados y migrantes del cambio climático podría llegar a entre 25 millones y mil millones para el año 2050.
El cambio climático será una carga que pesará desproporcionadamente sobre las comunidades pobres, rurales y costeras como el aumento del nivel del mar, aumento de la desertificación, inundaciones y la pérdida de especies animales y vegetales naturales que obligará a muchos a abandonar sus hogares con el fin de mantenerse a sí mismos.
Una quinta parte de la de la población mundial vive en las zonas costeras de China, India, el Caribe y América Central que son vulnerables a la subida de las mareas y tormentas relacionadas con el cambio climático. Las cosechas de los cultivos mantenidos por la lluvia podrían disminuir en más del 50% en algunas zonas de África.
Podemos ya estar presenciando el inicio de la migración por el cambio climático: en Dhaka, Bangladesh un total de 70% de los residentes han sido obligados a habitar en zonas de tugurios urbanos y se estima que han emigrado a la ciudad debido a las dificultades ambientales.
Lo que nuestra fe nos dice: Nos guiamos por la creencia de que hay que proteger tanto al mundo en que vivimos como a todos los que habitan en él. Como la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha reconocido, "todos los pueblos tienen el derecho a condiciones dignas de la vida humana y, si estas condiciones no están presentes, tienen el derecho a migrar".
También reconocemos la necesidad de ser buenos guardianes del medio ambiente. Debemos hacer todo lo posible para proteger la creación de Dios antes de que sea demasiado tarde.
Pedimos al gobierno de los Estados Unidos que tome la iniciativa en reconocer las necesidades de los migrantes climáticos.
Legislación: Llamamos al Congreso a aprobar lo siguiente:
- Asistencia humanitaria generosa a los migrantes climáticos.
- Un nuevo mecanismo de entrada para los migrantes climáticos, similar al proceso especial de visa de inmigrante.
- Abogacía de la comunidad internacional a reconocer los migrantes climáticos, ya sea como refugiados o con su propio estado legalmente protegido y definido.
- La inversión para investigar el vínculo entre prácticas degradantes del medio ambiente, el cambio climático y la migración.
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