Tomado del poema ‘Mission Memories’ por el Padre Columbano John McFadden (1894 - 1978), estas líneas capturan su humor agridulce mientras se prepara para celebrar la Navidad en Estados Unidos después de muchos años de misión en tierras extranjeras. Durante las largas noches de diciembre, los recuerdos de las celebraciones navideñas en esos lugares lejanos inundan su corazón, trayendo alegría y tristeza, lágrimas y sonrisas.
A medida que se acerca la Navidad, muchas personas tienen experiencias similares. En momentos inesperados, los recuerdos de un regalo navideño infantil, o de la primera temporada navideña como pareja recién casada, o de un invitado sorpresa en la mesa de la cena de Navidad despiertan en nosotros recuerdos agridulces. Con frecuencia, los nombres de las personas con quienes celebramos la Navidad en años anteriores llegan a nuestras mentes.
Con la consoladora comprensión de que el pasado y el futuro están a salvo en las manos de Dios, el Padre McFadden concluye su poema con una oración para la presente temporada navideña.
BELÉN
Él deja Su hogar en la alta ciudadela del cielo, Donde Él había vivido toda una eternidad.
Toma vuelo en la rueda giratoria del tiempo, para habitar
En este mundo perdido de cambio y misterio.
Deja de lado la magnificencia y el poder, y pone en manos de los ángeles el universo,
Para ser un bebé indefenso esa medianoche, necesitando el cuidado de la madre y de la enfermera.
En lo alto, vio, sin la necesidad de aprender, todas las verdades de Dios y el hombre, de la naturaleza, la gracia,
En una sola mirada.
Pero ahora, sus ojos girarán
Para hacer que su bebé estudie la cara de María.
Y Él, Cuya voluntad gobernará dulcemente a todos,
Ahora aprende la obediencia a través del dolor y el estrés,
Para sanar la lesión producida por la caída de Adán. Y gana nuestros corazones con mansedumbre e impotencia.
¡Oh Amor, oh Luz divina en la oscuridad densa! ¡Oh pobreza que trae la riqueza más alta!
Danos amor a tu radiante inocencia, Para conocer la grandeza de las cosas pequeñas.
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