Policía, Sacerdote, Psico terapista y Defensor de Derechos Humanos

El Padre Cathal Gallagher, conocido como Padre Carlos en Perú, recuerda el incidente vivamente. “Fue en 1998. Estaba trabajando en una parroquia pobre en Lima. Recibí una llamada de la clínica local, dirigida por las Hermanas de la Misericordia, diciendo que alguien estaba teniendo un serio ataque de pánico. Fui a ver. El hombre estaba en un estado real. Continuó diciendo, “Mi hermano murió anoche”. El P. Carlos, reconociéndolo y pensando que estaba confundido por el dolor, le aseguró, “No, el murió el viernes pasado. Yo celebré el funeral.” “NO”, el hombre insistió, “mi OTRO hermano. ¡El murió anoche!”

El hombre había perdido sus dos hermanos en una semana. Los dos habían muerto de SIDA.

Este fue el momento crucial en el que el P. Carlos considera cambió su vida. O bien, podría ser más acertado decir que fue uno de toda una SERIE de cambios en su vida que lo han visto pasar de ser un policía en su nativa Irlanda a sacerdote misionero Columbano en Perú, donde ha dedicado su tiempo cuidando de las personas infectadas de VIH/SIDA.

Sin embargo, según su propia admisión del P. Carlos, esta notable jornada comenzó de una manera muy convencional.

Nacido en 1951 en el condado de Femanagh, Irlanda del Norte, el P. Carlos creció en lo que el recuerda como una “típica familia católica irlandesa” de ese tiempo. “Rosario por las noches, confesión cada sábado, internado en la escuela católica local.”

Siendo originario de Irlanda del Norte, las cuestiones de justicia fueron siempre importantes para el P. Carlos. Tal vez por eso se sintió atraído por el servicio público, y a la edad de 20 años cruzó la frontera para unirse a la Guarda Siochána (guardianes de la Paz), la fuerza policíaca en la República.

“Disfruté inmensamente de mi tiempo en los guardias,” recuerda, en lugar de lo que describe como “experiencias peludas.” Eran los 1970s, el apogeo de “Los Problemas.” Sin embargo, después de seis años, tomó la decisión radical de dejar la policía y entrar en el seminario. ¿Por qué el sacerdocio? ¿Por qué los Columbanos?

“Había tenido la idea de ‘algo más’ desde que era monaguillo en casa,” recuerda el P. Carlos. “También, siempre me había interesado en la misión. El Lejano Oriente (la revista de la sociedad Columbana) me agarró.”

Otro factor fue que la casa principal de los Columbanos en Irlanda, Dalgan Park, estaba a sólo un tiro de piedra de Navan, donde el P. Carlos estaba instalado como policía. Acostumbraba a pasar frente a la entrada de Dalgan casi todos los días. “Finalmente, decidí entrar. Sólo me pare frente a la Puerta. Pedí hablar con un sacerdote. Lo tomé de ahí.”

Un paso me llevó al otro, y me uní a los Columbanos en 1979, hizo su formación en Irlanda y en el extranjero en Chile, fue ordenado en 1985 y fue enviado a Perú.

Para la mayoría de las personas, el P. Carlos había tenido suficientes cambios de vocación para durar toda su vida, pero más estaba por llegar.

“La clave fue el sufrimiento,” explica. Había visto el sufrimiento causado por los problemas en Irlanda. Había visto en Chile, el producto brutal de una dictadura militar. Lo encontró al llegar a Perú, en donde la insurgencia Maoísta del notorio grupo Sendero Luminoso causó de 1980 a 1995. Finalmente, vio el sufrimiento infringido por la epidemia del SIDA que estaba devastando su parroquia en la década de 1990, personificado por la tragedia de los dos hermanos.

Decidió actuar. Otra vez. “Dos de los principales motores de mi vida han sido la justicia y los derechos humanos,” afirma. “Como sacerdote. Como policía.” Así, fue dos veces a Londres, primero convirtiéndose en psicoterapeuta y luego obteniendo experiencia como coordinador del equipo multidisciplinario que trabajaba en proteger la salud y promover los derechos de las personas con VIH.

Regresando a Lima, el P. Carlos creó una organización para poner en práctica todo lo que había aprendido. Le llamó, “Sí da Vida”. “La dignidad humana era el centro de atención, luchando contra la discriminación que sufren las personas que viven con el VIH/SIDA en el Perú.” Su luz guía era la idea de “responsabilidad”, o más bien, “capacidad de respuesta”, ayudando a las personas a responder ante nuevas situaciones en sus vidas, y dándoles las herramientas para hacerlo.

Casi 20 años después, los resultados son impresionantes. Con el apoyo de fondos del gobierno irlandés, los Columbanos y benefactores privados, “Sí da Vida” ahora cuenta con un centro y una docena de empleados, incluyendo doctores, psicólogos y trabajadores sociales. Se han capacitado alrededor de 400 instructores, alrededor de 4,500 personas han sido beneficiadas por el programa y una población mucho más amplia ha recibido educación preventiva a través de charlas, literatura y la estación de radio del centro.

El P. Columbano John Boles escribió este artículo basado en entrevistas con el P. Cathal Gallagher.

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