"¿Qué es lo que te hace seguir adelante?" Es una pregunta que a menudo les hago a otros misioneros de San Columbano que viven y trabajan en circunstancias muy difíciles. La respuesta es casi siempre la misma, "la fe de la gente." De hecho, es sorprendente que los misioneros Columbanos, quienes damos la vuelta al mundo como mensajeros de Jesús, y encontramos que nuestra propia fe es nutrida y sostenida por las mismas personas con quienes compartimos el Evangelio.
Sainiana Tamatawale misionera laica Columbana y el P. Kevin Mullins trabajan en la parroquia de Corpus Christi en las afueras de la ciudad de Juárez en México. A pesar de que continúan viviendo en medio de la pobreza extrema y la frecuente violencia, estos dos misioneros han llegado a apreciar la fe profunda, la persistencia diaria y la alegría espontánea del pueblo mexicano. "¡Estas personas me han convertido poco a poco!" dice el P. Kevin, con una sonrisa amplia y radiante. Después añade: "A la vista de tanta incertidumbre, me han enseñado durante estos últimos doce años lo que significa poner mi confianza en Dios." Por su expresión, tengo la sensación de que este australiano nada sentimental todavía está sorprendido por su descubrimiento del tesoro escondido en Juárez.
Sainiana también parece sorprendida y agradecida por lo que ha descubierto en su ministerio: "Estoy muy impresionada por la forma en que las personas se preocupan por su familia y por las otras personas en su comunidad. A pesar de que muchos están llevando pesadas cruces, siguen viendo por cualquiera que esté preocupado o solo. Yo soy la única persona de Fiji en esta ciudad y sin embargo, la población local está siempre preocupada por mi bienestar y viendo por mí. Sí, hay problemas con las drogas y la violencia, pero el noventa y cinco por ciento de las personas viven una vida honrada. Es una lástima que sus historias nunca hagan noticia de primera plana".
A través de su ministerio en Juárez, el Padre Kevin se ha dado cuenta de que Jesús está cumpliendo Su promesa de recompensarle el ciento por uno por dejar a su familia y sus posesiones con el fin de dar testimonio del Evangelio: "Muchas veces la gente me pregunta por qué prefiero vivir aquí en esta ciudad peligrosa cuando podría disfrutar de un estilo de vida más cómodo entre mis amigos en Australia y cerca de mi familia. Mi vida como misionero Columbano no tiene sentido para muchos de ellos. Sin embargo, descubrí la perla de gran valor entre el pueblo mexicano... su fe, su hospitalidad y su alegría... así no ha sido un sacrificio para mí dejar todo atrás".
En verdad Dios ha premiado a Sainiana y al Padre Kevin el servicio a su misión en el lugar más inesperado, y en formas muy sorprendentes.
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