El primero de mayo, 2019 tuvimos el honor de recibir a un nuevo Padre Columbano. La ordenación del Padre Henry Amador Serván Vallejos fue en la Capilla San Miguel Arcángel en Perú a las 11 am. Mientras todos los Columbanos que viajaron de diferentes países para participar de este evento se preparaban, yo fui a buscar asiento en la capilla, la cual ya estaba repleta de personas muy energéticas, acogedoras y alegres. Antes de la celebración, el Padre Henry fue bienvenido por la comunidad con muchos besos y abrazos desde niños hasta abuelitas.
Todos lo felicitaban y hasta habían preparado un pastel con un muñequito que se parecía a Henry rodeado por ángeles. Mientras esperaba el comienzo de la ordenación, una de las señoras de la parroquia que se habían sentado a mi lado me decía “que bonito cuando se inicia un hermano. No es mi hijo, pero se siente como si lo fuera.” Su emoción y cariño por Henry era contagiosa y se sentía dentro de toda la capilla que esperaba a Padre Henry con ansias.
La música durante la celebración representaba la alegría de la comunidad con un coro muy alegre y música avivada. La comunidad tenía una naturaleza amistosa y hasta a mí, una desconocida, me decían “hermanita.” La ordenación fue un momento hermoso. El Monseñor Lino dirigió la ceremonia y todos los Columbanos presentes se sentían contentos y orgullosos. Fue muy conmovedor ver a su madre llorar al abrazar a su hijo recién ordenado.
Al culminar la ceremonia, Padre Henry se dirijó al público con un hermoso mensaje. Estuvo reflexionando sobre su tiempo en Perú y lo que le espera en sus años como misionero Columbano y compartió estas palabras: “vengo a compartir, más que a enseñar. Vengo a aprender. Todos somos llamados a la vocación, pero pocos decimos que sí. Gracias a mi familia por desprenderse.” Las palabras del Padre Henry estaban cargadas de mucho sentimiento. Su familia mostró mucha fortaleza al apoyar su deseo de ser misionero y Padre Henry fue muy valiente al decir que sí a su llamado.
Sin embargo, no todos somos llamados para lo mismo, como nos recordó el Padre Carlos. Según él, “la vocación cristiana es anunciar el Evangelio por ejemplo de vida. No todos podemos ser curas o monjas. Todos tenemos nuestro camino. Desde el pueblo nace la vocación. Un pueblo que reza es un pueblo santo. Así aseguramos la creación del Reino.” Estas palabras nos alientan a ser buenos ejemplos en nuestras comunidades sin importar cuan poco importante creamos que sea nuestro papel. Todos tenemos el deber de servir como ejemplo y ser alentadores ya que solo así creamos el Reino en la Tierra.
Luego, el Monseñor Lino ofreció unas palabras dirigidas al pueblo, no a Henry. Ahora nos tocaba nuestro turno para apoyar la misión de Henry. “Oren por Henry siempre. Las vocaciones son un regalo para los Columbanos que nos han regalado tantos templos. Ser sacerdote cuesta, pero hay que ser valientes. Demostremos que hay jóvenes valientes.” La última parte de su mensaje iba dirigido a los jóvenes de la comunidad quienes el Monseñor exhortaba a contemplar la posibilidad de una vocación Columbana en sus propias vidas.
Según el Padre Chris, quien fue mentor de Henry, él soñaba con ser sacerdote desde pequeño y al fin su sueño ha sido realizado junto a los Columbanos. Como dijo el Padre Carlos, “terminar el centenario con una ordenación es hermoso. Pero 100 años son solo un paso.” Con mucha tristeza, el pueblo supo de la noticia de que ahora Henry regresaría a Taiwán como sacerdote y misionero. Sin embargo, como dijo Henry y como han dicho muchos Columbanos antes que él, “nuestra tarea es estar con el pueblo.” ¡Muchas felicidades Padre Henry y bienvenido a tu nueva familia Columbana!
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