Hace casi quince años, mis padres visitaron al Padre Bill Morton, misionero columbano en El Paso / Juárez. Padre Bill participó en la obra misionera en la frontera entre El Paso, Texas y Anapra, en Juárez México. Allí se encontraron con Cristina, quien trabajó con el Padre Bill para establecer un pequeño centro de estudios para los niños de Anapra. Cristina sabía que la mejor manera para que los niños tengan éxito es a través de la educación. Desde hace años mi parroquia ha apoyado a Cristina recogiendo dinero para el programa. En octubre pasado tuve la oportunidad de visitar el centro de estudios.
Un grupo de los que trabajamos para la Sociedad Misionera de San Columbano tanto en Bellevue, Nebraska como en Washington, DC fuimos a tener una experiencia de la frontera en el Centro de Misión Columbano en El Paso. Junto a nosotros estuvo también el Padre misionero columbano Liam Carey que venía de Perú. El sábado por la mañana viajamos de El Paso a Anapra y fuimos recibidos cálidamente por Cristina. Ella nos contó de su sueño de ayudar a los niños del pueblo a progresar a través de la educación y cómo el Padre Bill le ayudó a hacer del Centro una realidad. El Centro en sí es un pequeño edificio de estuco con un área de recepción, cinco habitaciones donde los niños vienen a estudiar y aprender después de la escuela, y un espacio al aire libre, cerrado y seguro para jugar. En nuestro recorrido por las instalaciones me quedé impresionada con la forma en que se ha dispuesto las habitaciones para dar cabida a los niños. La pared estaba brillantemente pintada y decorada con carteles informativos.
Los niños se agrupan por edad, y Cristina y los voluntarios ayudan a los estudiantes con la lectura, las matemáticas y el lenguaje. Cristina enlista a los estudiantes mayores para ayudar a los niños más pequeños, creando un ambiente de aprendizaje cooperativo. Muchos de los niños han estado involucrados desde una edad muy temprana, y Cristina estaba orgullosa de mostrarnos imágenes de "sus estudiantes" que ahora están asistiendo a la universidad. Cristina tiene estas fotos, así como fotos de sus estudiantes actuales y sus logros en un lugar prominente en la pared. Ella siente que esto anima a los estudiantes más jóvenes a esforzarse en sus estudios.
Los Misioneros Columbanos apoyan el centro, proporcionando dinero para registrarse en las escuelas y para los útiles escolares, pues la educación en México no es completamente gratuita. También se les proporcionan libros y computadoras para uso en el centro. Fue una alegría para mí poder ver cómo se ha desarrollado la obra que mis padres vieron cuando ésta estaba dando los primeros pasos. Pensé en los niños de mi parroquia que han estado ayudando a los niños en Anapra por todos estos años y sentí la alegría de saber que los niños de Bellevue están haciendo una diferencia en la vida de niños pobres en México y que los bienhechores de los misioneros columbanos pueden estar seguros que las obras que apoyan están dando fruto.
Comentarios