Amado y Dulce Jesús

He aquí, oh dulcísimo y buen Jesús.
Me arrodillo ante Tus ojos,
y con el más ferviente deseo de alma
te ruego y te pido que imprimas en mi corazón
vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad,
con verdadero arrepentimiento de mis pecados
y el más firme deseo de enmendarme.

Mientras que con profundo deseo y dolor del alma
considero y mentalmente contemplo
Tus cinco preciosísimas Llagas.


Amén.