Consagra Nuestro Corazón

¡Oh gran virgen y amada Madre!

Por la maravillosa prontitud con la que
dedicaste tus primeros años al servicio de Dios,
obtén que a partir de este momento
podamos consagrar nuestros corazones
al servicio divino sin desviarnos
nunca de nuestro propósito.


Amén.