Oh Padre eterno,
despierta nuestros corazones del sueño del pecado,
para que podamos despejar el camino de tu Hijo en nuestras almas.
Cada año durante el Adviento,
Nos alegras con el pensamiento de nuestra redención.
Condúcenos, te pedimos, que,
como recibimos a Tu Hijo ahora como nuestro Redentor,
podamos, en el futuro, con alegría y confianza
conocerle como a nuestro Juez.
Amen.
despierta nuestros corazones del sueño del pecado,
para que podamos despejar el camino de tu Hijo en nuestras almas.
Cada año durante el Adviento,
Nos alegras con el pensamiento de nuestra redención.
Condúcenos, te pedimos, que,
como recibimos a Tu Hijo ahora como nuestro Redentor,
podamos, en el futuro, con alegría y confianza
conocerle como a nuestro Juez.
Amen.
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