Oh Dios, que en este día, llamaste al bienaventurado Enrique,
Tu confesor, de este trono terrenal a un reino eterno;
te pedimos humildemente, que por la ayuda de Tu gracia,
él fue probado en contra de las tentaciones de este mundo,
para que podamos seguir el ejemplo al resistir
todos los halagos de este mundo,
y servirte con corazones limpios.
Por Cristo nuestro Señor.
San Enrique, ruega por nosotros para que vivamos una vida de santidad
y heredemos la felicidad eterna con los ángeles y los santos.
Amén.
Tu confesor, de este trono terrenal a un reino eterno;
te pedimos humildemente, que por la ayuda de Tu gracia,
él fue probado en contra de las tentaciones de este mundo,
para que podamos seguir el ejemplo al resistir
todos los halagos de este mundo,
y servirte con corazones limpios.
Por Cristo nuestro Señor.
San Enrique, ruega por nosotros para que vivamos una vida de santidad
y heredemos la felicidad eterna con los ángeles y los santos.
Amén.
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