Padre, mediante San Romualdo
renovaste la vida solitaria
y de oración en Tu Iglesia.
Al negarnos a nosotros mismos
mientras seguimos a Cristo,
traemos la alegría del cielo.
Te pedimos esto por Jesucristo Tu Hijo
que vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios por los siglos de los siglos.
Amen.
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