Glorioso San Carlos

¡Oh glorioso San Carlos Borromeo,
el padre del clero
y el perfecto modelo de santos prelados!

Tú eres ese buen pastor, quien, como tu divino Maestro,
diste tu vida por tu rebaño, sino por la muerte, al menos
por los numerosos sacrificios de tu dolorosa misión.

Tu vida santificada en la tierra fue un estímulo para el más ferviente,
tu penitencia ejemplar fue un reproche al perezoso,
y tu celo incansable fue el apoyo de la Iglesia.


Amén.