Un Hombre de Dios

Oh Dios, nos alegras con la fiesta anual
del Bienaventurado Alejo, Tu Confesor;
concede misericordiosamente, que podamos imitar este ejemplo,
cuyo cumpleaños celestial celebramos.

Padre, como San Alejo, toma mi corazón,
toda clase, forma, y grado de orgullo.

Vacíame de mi mismo, y despierta en mí
la humildad que pueda hacerme capaz
de Tu luz reveladora.

Por medio de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo,
un Dios por los siglos de los siglos.


Amén.