¡Oh Jesús, Espejo de esplendor eterno!
Recuerda la tristeza que experimentaste,
cuando contemplando en la luz de Tu Divinidad
la predestinación de aquellos que serían salvos
por los méritos de Tu Sagrada Pasión.
Viste al mismo tiempo,
la gran multitud de réprobos
que serían condenados por sus pecados,
y te quejaste amargamente de los desesperados,
perdidos y desafortunados pecadores.
A través de este abismo de compasión y piedad,
y especialmente a través de tu bondad
que le mostraste al buen ladrón
cuando le dijiste:
?Este días estarás conmigo en el Paraíso.?
Te ruego, Oh Dulce Jesús,
que, a la hora de mi muerte,
me muestres misericordia.
Amén.
Recuerda la tristeza que experimentaste,
cuando contemplando en la luz de Tu Divinidad
la predestinación de aquellos que serían salvos
por los méritos de Tu Sagrada Pasión.
Viste al mismo tiempo,
la gran multitud de réprobos
que serían condenados por sus pecados,
y te quejaste amargamente de los desesperados,
perdidos y desafortunados pecadores.
A través de este abismo de compasión y piedad,
y especialmente a través de tu bondad
que le mostraste al buen ladrón
cuando le dijiste:
?Este días estarás conmigo en el Paraíso.?
Te ruego, Oh Dulce Jesús,
que, a la hora de mi muerte,
me muestres misericordia.
Amén.
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