Madre de mi Dios, y mi Señora María,
como un mendigo, todo herido y dolido,
se presenta ante una gran Reina,
así me presento ante ti,
que eres Reina de cielo y de la tierra.
Desde el elevado trono en el que te sientas,
no me menosprecies, te lo imploro,
que poses tus ojos en mí,
un pobre pecador.
Dios te ha creado tan rica
para que puedas asistir a los pobres,
y te ha hecho Reina de Misericordia
para que puedas aliviar a los miserables.
Heme aquí, entonces, y ten piedad de mí:
heme aquí y no me abandones,
hasta que me veas cambiar
de pecador a santo.
Amén.
como un mendigo, todo herido y dolido,
se presenta ante una gran Reina,
así me presento ante ti,
que eres Reina de cielo y de la tierra.
Desde el elevado trono en el que te sientas,
no me menosprecies, te lo imploro,
que poses tus ojos en mí,
un pobre pecador.
Dios te ha creado tan rica
para que puedas asistir a los pobres,
y te ha hecho Reina de Misericordia
para que puedas aliviar a los miserables.
Heme aquí, entonces, y ten piedad de mí:
heme aquí y no me abandones,
hasta que me veas cambiar
de pecador a santo.
Amén.
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