Me Dirijo a Ti, oh María

María, Madre de Dios, me dirijo a ti
en todas mis necesidades y dificultades apremiantes
en cuanto a un refugio más seguro.
Imploro la ayuda de tu protección
y te escojo como mi defensora.

Te encomiendo mi causa
que eres la Madre de Misericordia,
y deseo ofrecerte día a día
mi amor más reverente.

Pero para que mi devoción te sea agradable
ayúdame a mantener mi alma y cuerpo
en lo inmaculado de tu pureza,
ayúdame a intentarlo lo mejor que pueda
caminar siguiendo tus pasos,
buscando humildemente ser como tú.


Amén.