¿Alabado seas, oh Santísima Virgen de los Pobres!
Y sea alabado Aquel que se dignó enviarte a nosotros,
lo que has sido y eres para nosotros ahora,
lo serás siempre para aquellos que, como nosotros,
y mejores que nosotros te ofrecen su fe y sus oraciones.
Tú eres nuestro refugio como lo has prometido
y revelado en Banneux;
Mediadora de todas las gracias, Madre de Dios,
una Madre compasiva y poderosa
que ama a los pobres y a todas las personas,
que alivia el sufrimiento,
que salva a los individuos y a toda la humanidad.
Reina y Madre de todas las Naciones,
viniste al rescate de todos los que buscan refugio en ti,
y permítete ser nuestra guía conduciéndonos a Jesús,
la fuente de la Vida Eterna.
Amén.
Y sea alabado Aquel que se dignó enviarte a nosotros,
lo que has sido y eres para nosotros ahora,
lo serás siempre para aquellos que, como nosotros,
y mejores que nosotros te ofrecen su fe y sus oraciones.
Tú eres nuestro refugio como lo has prometido
y revelado en Banneux;
Mediadora de todas las gracias, Madre de Dios,
una Madre compasiva y poderosa
que ama a los pobres y a todas las personas,
que alivia el sufrimiento,
que salva a los individuos y a toda la humanidad.
Reina y Madre de todas las Naciones,
viniste al rescate de todos los que buscan refugio en ti,
y permítete ser nuestra guía conduciéndonos a Jesús,
la fuente de la Vida Eterna.
Amén.
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