Oh Madre del Perpetuo Socorro

Mira a Tus pies, oh Madre del Perpetuo Socorro,
a un pobre pecador que ha recurrido a ti
y confía en ti.

¡Oh Madre de Misericordia, ten piedad de mí!
Oigo que te llaman refugio y esperanza de los pecadores,
se mi refugio y esperanza.

Ayúdame, por el amor de Jesucristo;
extiende tu mano a una pobre criatura caída
que se encomienda a ti,
y que se dedica a tu servicio para siempre.

Bendigo y agradezco a Dios Todopoderoso,
que en su misericordia me ha dado esta confianza en ti,
la cual tengo como prenda de salvación eterna.

María, tierna Madre, ayúdame.
Madre del Perpetuo Socorro, no me permitas que pierda a Dios.


Amén.