Oh María, Reina de la Paz

A ti, oh María, dirigimos nuestra mirada
con gran inquietud, a ti nos apresuramos a volver
con una confianza más insistente en estos tiempos
marcados por una multitud de dudas y temores
por el destino presente y futuro de nuestro planeta.


A ti, las primicias de la humanidad redimida por Cristo,
liberada de la esclavitud del mal y del pecado,
levantamos juntos nuestra súplica sincera y confiada:
escucha el clamor del dolor de las víctimas de la guerra,
de las víctimas de las múltiples formas de violencia
que bañan la tierra en sangre.

Disipa las sombras del dolor y la soledad,
del odio y de la venganza.
¡Abiertas al perdón las mentes y corazones de todos!

¡Oh Reina de la Paz, ruega por nosotros!


Amén.