Oh, Inmaculada Virgen María,
Madre de Misericordia,
tú eres el refugio de los pecadores,
la salud de los enfermos,
y el consuelo de los afligidos.
Conoces mis deseos,
mis problemas, mis sufrimientos.
Por tu aparición en la Gruta de Lourdes
le convertiste en un santuario privilegiado
donde tus favores son dados a las personas
que llegan ahí de todo el mundo.
A lo largo de los años innumerables enfermos
han obtenido su curación de sus enfermedades,
tanto del alma, mente, o cuerpo.
Por lo tanto, vengo a ti
con ilimitada confianza
a implorar tu maternal intercesión.
Obtén, Madre amorosa,
la concesión de mis peticiones.
Como agradecimiento por Tus favores,
me esforzaré en imitar Tus virtudes,
para que algún día pueda compartir Tu gloria.
Amén.
Madre de Misericordia,
tú eres el refugio de los pecadores,
la salud de los enfermos,
y el consuelo de los afligidos.
Conoces mis deseos,
mis problemas, mis sufrimientos.
Por tu aparición en la Gruta de Lourdes
le convertiste en un santuario privilegiado
donde tus favores son dados a las personas
que llegan ahí de todo el mundo.
A lo largo de los años innumerables enfermos
han obtenido su curación de sus enfermedades,
tanto del alma, mente, o cuerpo.
Por lo tanto, vengo a ti
con ilimitada confianza
a implorar tu maternal intercesión.
Obtén, Madre amorosa,
la concesión de mis peticiones.
Como agradecimiento por Tus favores,
me esforzaré en imitar Tus virtudes,
para que algún día pueda compartir Tu gloria.
Amén.
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