Señor, de Ti fluye la bondad verdadera y continua.
Nos habías rechazado justamente,
pero en Tu misericordia nos perdonaste.
Estabas en desacuerdo con nosotros,
y nos reconciliaste.
Nos habías maldecido,
y nos bendijiste.
Nos habías desterrado del jardín,
y nos llamaste de nuevo.
Nos quitaste las hojas de higuera
que habían sido una vestimenta inadecuada,
y nos vestiste con un manto de gran valor.
Abriste de par en par las puertas de la prisión,
y diste al condenado un perdón.
Nos rociaste con agua limpia,
y lavaste nuestra suciedad.
Amén.
Nos habías rechazado justamente,
pero en Tu misericordia nos perdonaste.
Estabas en desacuerdo con nosotros,
y nos reconciliaste.
Nos habías maldecido,
y nos bendijiste.
Nos habías desterrado del jardín,
y nos llamaste de nuevo.
Nos quitaste las hojas de higuera
que habían sido una vestimenta inadecuada,
y nos vestiste con un manto de gran valor.
Abriste de par en par las puertas de la prisión,
y diste al condenado un perdón.
Nos rociaste con agua limpia,
y lavaste nuestra suciedad.
Amén.
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