Amado Juan Pablo, nos dijiste:
Te suplico, nunca, nunca renuncies a la esperanza,
nunca dudes, nunca te canses y nunca te desanimes.
No tengas miedo.
Con tu ayuda, no renunciaré a mi esperanza,
seré persistente y sin miedo.
Amén.
Te suplico, nunca, nunca renuncies a la esperanza,
nunca dudes, nunca te canses y nunca te desanimes.
No tengas miedo.
Con tu ayuda, no renunciaré a mi esperanza,
seré persistente y sin miedo.
Amén.
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