Padre Celestial y Dios de misericordia,
ya no buscamos a Jesús entre los muertos
porque Él vive y se ha convertido en el Señor de nuestra vida.
Desde las aguas de la muerte nos levantaste junto a Él
y renovaste Tu regalo de vida en nosotros.
Aumenta en nuestras mentes y corazones
la vida resucitada que compartimos con Cristo
y ayúdanos a crecer como Tu gente
hacia la plenitud de una vida eterna contigo,
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén.
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