Oh Jesús, quien en los primeros días de Tu
vida terrena fuiste obligado, junto con María,
Tu amorosa Madre, y San José,
a dejar Tu tierra natal y a soportar en Egipto
la miseria y el malestar de los pobres inmigrantes.
Vuelve Tus ojos sobre nuestros hermanos,
quienes lejos de su amado país
y todo lo que es querido para ellos,
no pocas veces se ven obligados a luchar
con las dificultades de su nueva vida,
y que también están expuestos a menudo a graves peligros
y trampas para sus almas inmortales.
Sé su guía en su viaje incierto,
su ayuda en los problemas, su consuelo en el dolor;
mantenlos seguros en su fe, santos en sus vidas
y fieles a sus hijos, sus esposas
y sus padres; concédenos, oh Señor,
para que podamos abrazarlos afectuosamente una vez más
en su tierra natal, y en el más allá
vivir inseparablemente unidos a ellos al pie de
Tu trono en nuestro país celestial.
Amén.
vida terrena fuiste obligado, junto con María,
Tu amorosa Madre, y San José,
a dejar Tu tierra natal y a soportar en Egipto
la miseria y el malestar de los pobres inmigrantes.
Vuelve Tus ojos sobre nuestros hermanos,
quienes lejos de su amado país
y todo lo que es querido para ellos,
no pocas veces se ven obligados a luchar
con las dificultades de su nueva vida,
y que también están expuestos a menudo a graves peligros
y trampas para sus almas inmortales.
Sé su guía en su viaje incierto,
su ayuda en los problemas, su consuelo en el dolor;
mantenlos seguros en su fe, santos en sus vidas
y fieles a sus hijos, sus esposas
y sus padres; concédenos, oh Señor,
para que podamos abrazarlos afectuosamente una vez más
en su tierra natal, y en el más allá
vivir inseparablemente unidos a ellos al pie de
Tu trono en nuestro país celestial.
Amén.
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