Mi misericordiosísima Señora,
¿qué puedo decir acerca de las fuentes
que manaron de tus ojos más puros
cuando viste a tú único Hijo ante ti,
atado, golpeado, y herido?
¿Qué sé del diluvio
que empapó tu rostro inigualable,
cuando contemplaste a tu Hijo,
tu Señor, y tu Dios,
estirado sobre la cruz sin ninguna culpa,
cuando la carne de tu carne
fue cruelmente masacrada por el malvado de mí?
¿Cómo puedo juzgar que sollozos
perturbaron tu purísimo pecho cuando escuchaste,
?Mujer, he aquí tu hijo?,
y al discípulo, ?He aquí tu Madre?,
cuando recibiste como a hijo
al discípulo en lugar del maestro,
al siervo del Señor?
Amén.
¿qué puedo decir acerca de las fuentes
que manaron de tus ojos más puros
cuando viste a tú único Hijo ante ti,
atado, golpeado, y herido?
¿Qué sé del diluvio
que empapó tu rostro inigualable,
cuando contemplaste a tu Hijo,
tu Señor, y tu Dios,
estirado sobre la cruz sin ninguna culpa,
cuando la carne de tu carne
fue cruelmente masacrada por el malvado de mí?
¿Cómo puedo juzgar que sollozos
perturbaron tu purísimo pecho cuando escuchaste,
?Mujer, he aquí tu hijo?,
y al discípulo, ?He aquí tu Madre?,
cuando recibiste como a hijo
al discípulo en lugar del maestro,
al siervo del Señor?
Amén.
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