Penetra mi Alma

Penetra, Oh dulcísimo Señor Jesús,
lo más íntimo de mi alma con la más gozosa
y saludable herida de Tu amor,
y con verdadera, serena, y apostólica caridad,
para que mi alma languidezca y se derrita
con amor entero y anhelante por Ti,
que suspire por Ti y tus cortes,
ansíe disolverse y estar contigo.

Concede que mi alma tenga hambre de Ti,
el Pan de los Ángeles,
el refrigerio de todas las almas,
nuestro diario y supersustancial pan,
teniendo toda la dulzura y el sabor
y todos los deliciosos sabores.


Amén.