¿Conoces, dulce María,
a qué aspiro?
Es mi esperanza amarte.
Este es mi deseo.
Estar siempre a tu lado,
¡Reina más justa y dulce!
No me alejes
de los pies de mi Madre.
Entonces, ¡Rosa más hermosa!
Permíteme oírte.
¡Amada madre! Dime
que quieres de mí.
No hay más que pueda ofrecer
Traigo mi corazón,
Cariñosamente te lo doy,
Para jamás apartarme de ti.
Señora, por favor tómalo
Ya no es mío
desde que tú lo amas
y su amor es tuyo.
Entonces, no me abandones,
Madre del amor dulce,
hasta que un día me veas
a salvo en el Cielo.
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