Con la humildad profunda que la fe inspira en mí,
O mi Dios y Salvador Jesucristo,
Dios verdadero y hombre verdadero, Te amo con todo mi corazón,
y Te adoro donde quiera que Te escondas,
en reparación por todas las irreverencias y sacrilegios
que recibiste en el Sacramento del Altar.
Te adoro, O mi Dios,
no solo porque eres digno de ser adorado,
no solo porque es mi deber,
sino que por lo que me es posible, intento adorarte
como Te adoran perfectamente los ángeles en el cielo
quienes se ofrecen a Ti.
Que Tu, O mi Jesús, seas conocido, adorado,
amado, y agradecido por todos en todo momento
en este Sacramento santo y divino.
Amen.
O mi Dios y Salvador Jesucristo,
Dios verdadero y hombre verdadero, Te amo con todo mi corazón,
y Te adoro donde quiera que Te escondas,
en reparación por todas las irreverencias y sacrilegios
que recibiste en el Sacramento del Altar.
Te adoro, O mi Dios,
no solo porque eres digno de ser adorado,
no solo porque es mi deber,
sino que por lo que me es posible, intento adorarte
como Te adoran perfectamente los ángeles en el cielo
quienes se ofrecen a Ti.
Que Tu, O mi Jesús, seas conocido, adorado,
amado, y agradecido por todos en todo momento
en este Sacramento santo y divino.
Amen.
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