Santo Sacerdote de Dios

Oh Santo Sacerdote de Dios
y glorioso Patriarca, San Domingo,
fuiste el amigo, el amado hijo
y confidente de la Reina del Cielo,
y realizaste tantos milagros
por el poder del Santo Rosario,
escucha mis peticiones.

En la tierra, abriste tu corazón
a las miserias de tus semejantes,
y tus manos fueron lo suficientemente fuertes para ayudarlos;
ahora en el cielo, tu caridad no ha disminuido
ni ha menguado tu poder.

Ruega por mí a la Madre del Rosario
y a su Hijo Divino,
porque tengo gran confianza
en que a través de tu ayuda
obtendré el favor que tanto deseo.


Amén.