Oh Madre, tu conoces los sufrimientos
y las esperanzas de la Iglesia y del mundo:
ven en ayuda de tus hijos en los retos diarios
que la vida trae a cada uno,
y concede que, gracias a los esfuerzos de todos,
las tinieblas no prevalezcan sobre la luz.
A tí, Alborada de Salvación, encomendamos
nuestra jornada en este nuevo Milenio,
para que contigo como guía
todos puedan conocer a Cristo,
la luz del mundo y su único Salvador,
que reina con el Padre y el Espíritu Santo
ahora y siempre.
Amén.
y las esperanzas de la Iglesia y del mundo:
ven en ayuda de tus hijos en los retos diarios
que la vida trae a cada uno,
y concede que, gracias a los esfuerzos de todos,
las tinieblas no prevalezcan sobre la luz.
A tí, Alborada de Salvación, encomendamos
nuestra jornada en este nuevo Milenio,
para que contigo como guía
todos puedan conocer a Cristo,
la luz del mundo y su único Salvador,
que reina con el Padre y el Espíritu Santo
ahora y siempre.
Amén.
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